La elección del color de la pintura es un tema de mucha importancia, tanto es así que puede ser uno de los factores determinantes del estrés. Cuando nos decidimos a pintar nuestra casa, vamos llenos de ilusión, resueltos y decididos, y el resultado termina encantándonos a primera vista, pero según pasan los días cada vez puede que nos sintamos más extraños, preguntándonos qué ocurre, y lo más seguro, es que hayamos escogido mal el color. ¿Cómo saber si nos hemos equivocado de color? Aquí tenéis 3 señales que pueden resultar decisivas para esa pregunta.
1. Parece que falta luz. Si últimamente en la estancia o estancias recién pintadas se requiere más luz para hacer las tareas que antes se hacían, es una señal de que hemos escogido un color demasiado oscuro para ese lugar.
Un color oscuro, además de afectar a la luz del espacio, también suele hacer que el espacio se vea más pequeño.
Si nos encontramos en esta situación, nos gusta el color oscuro, pero es obvio que es demasiado oscuro, se puede dejar en una sola pared para crear una pared de acento y mantener dicho color, el resto, se pueden pintar de el mismo color pero rebajado varios tonos.
2. Parece que sobra luz.
Puede que se haya escogido un color demasiado vivo, en ese caso, también es una mala elección y terminará perjudicándonos. Para saber si este es el caso, hay que fijarse si la noche favorece a las habitaciones más oscuras, cosa que no ocurría antes, si notamos que la luz de las lámparas es demasiado intensa o si cerramos las persianas más a menudo.
Para evitar este problema, podemos pintar una plancha de pladur del color escogido e ir presentándola en distintos sitios para ver qué efecto tiene. De esa forma podremos ver cómo queda ése color en cada lugar que queramos gracias a la plancha móvil de pladur.
3. Los armarios y el suelo se ven grisáceos.
Otra señal de que quizá nos hayamos equivocado de color, es que la luz reflejada que incide en los armarios y el suelo, hace que estos se vean de repente con un tono grisáceo apagado.
Para prevenir este problema, lo más aconsejable es hacer muestras grandes al lado de los muebles, ventanas y el suelo para ver qué efecto tiene en estos.
Si nos hemos dado cuenta demasiado tarde, este problema, normalmente se suele solucionar con un cambio en la iluminación. Lámparas, apliques y halógenos nos pueden ayudar.