Cómo tener una casa fresca sin utilizar aire acondicionado

Aunque pueda parecer imposible con este calor que hace, se puede tener una casa fresca y no utilizar ningún aparato de aire acondicionado con estos trucos y consejos que hemos preparado para reducir de forma significativa la temperatura de casa y no utilizar el aire acondicionado.

Cómo tener la casa fresca en verano sin aire acondicionado

Bajar las persianas. El sol, al incidir contra las ventanas hace que estas desprendan gran calor dentro de la vivienda. Utilizar persianas, cortinas, vinilos tintados u otra protección, bajará la temperatura interior.

Crear corriente. Esto parece obvio. Si cuando abrimos dos ventanas que están en distintas partes de la casa se genera una corriente de aire, deberemos aprovecharla para refrescarnos. Quizá en las horas más calurosas debamos cerrar las ventanas, pero una vez pasan estas horas, y llegan las 8 o 9 de la tarde, una agradable corriente de aire siempre refrescará la casa. También podemos ayudarnos de los ventiladores para incluirlos en dicha corriente.

Cambiar los textiles de la casa. En invierno, gruesas mantas, sábanas de franela y cálidos cojines, son los aliados perfectos para estar en casa, pero en los meses de calor, debemos de adecuar los textiles de la casa a las altas temperaturas. El algodón es un tejido perfecto para las sábanas, colchas y cualquier textil que queramos utilizar en verano. Es bastante transpirable y mantiene la frescura. El cambio de textiles, es realmente útil en la ropa de la cama para dormir lo más frescos posibles. Además de la sensación térmica real que se produce al cambiar las telas de invierno por textiles más frescos, también hará que la habitación cobre un aire nuevo más fresco, una sensación ideal para cuando vamos a dormir.

Hacer girar al ventilador de techo en el sentido contrario a las agujas del reloj. Si se ajusta el ventilador del techo para que las aspas se muevan en dirección contraria a las agujas del reloj y a una mayor velocidad, se conseguirá crear un efecto brisa con la corriente del aire, que nos brindará mayor frescor. En invierno, hay que mantener las aspas girando en sentido de las agujas del reloj y a baja velocidad para que el calor de los sistemas de calefacción se distribuya por toda la estancia de manera uniforme.

No provocar más calor. Evitar cocinar, lavar la ropa, ducharse con agua caliente, encender el horno, etc., hará que no aumente más la temperatura. Si no se puede evitar, deberemos encender los extractores del baño o la cocina para que expulse el vapor y saque el aire caliente.

Reducir las fuentes de calor. Ademas de no provocar más calor como hemos mencionado en el punto anterior, también debemos intentar reducir el calor de los distintos aparatos eléctricos. Por ejemplo apagándolos cuando no los utilicemos, o cambiando las bombillas incandescentes por fluorescentes.

Mantenerse fresco e hidratado. Antes no había aire acondicionado, y aunque las temperaturas quizá hayan subido unos grados, nuestros abuelos sobrevivían al calor sin utilizar aparatos, sintiéndose frescos e hidratados. De nada sirve todos los consejos anteriores si luego vamos por casa con ropa inadecuada o no bebemos el suficiente líquido fresco. Por ello tomar bebidas heladas como té, limonada, agua y hacer cualquier cosa que nos haga sentirnos más frescos, como por ejemplo, no acurrucarnos tanto en nuestra pareja, siempre será bienvenido.

Fabrica tu propio aire acondicionado. En un cubo de metal, introduce un buen trozo de hielo de hielo salado y luego haz que el aire del ventilador pase por dicho hielo. Si te pones en frente de este aire, no te hará falta ningún aparato de aire acondicionado.

Medidas contra el calor a largo plazo:

Rodearse de plantas. Si podemos y nuestra vivienda lo permite, tener vegetación alrededor de la casa por fuera, además de proporcionarnos una estupenda sombra, hará que el descenso térmico sea mayor. Por ello, si se tiene espacio, plantar árboles, cubrir la fachada o los porches con parras o enredaderas o incluso una cubierta vegetal en el techo, serán las mejores medidas contra el calor que podamos tomar.

Aislar los muros, suelos y techos con aislantes térmicos. Las viviendas de hoy en día, sobretodo las de las ciudades, no están construidas con grandes aislantes térmicos, no se pone mucho empeño en ello y es una pena, porque una casa bien aislada, tanto en muros como en ventanas, tiene un gasto energético muchísimo menor que una casa que no lo está. Aunque pueda resultar un tanto caro y un proyecto medianamente grande, es una gran opción a tener en cuenta para un futuro. Por supuesto, a la larga, tanto en dinero como en salud, saldremos ganando. Un profesional en la materia nos asesorará correctamente en este tema, pues hay varias opciones disponibles; instalar una cámara hueca, utilizar materiales aislantes, etc.

Pintar la fachada de blanco. No hace falta irse muy lejos para comprobar que allí donde pega bien el calor, las casas están pintadas de blanco. Me refiero, sobretodo, a Andalucía. Y no están pintadas de blanco por una cuestión estética, sino práctica. Siglos de sabiduría popular no pueden estar equivocados.

Proteger la fachada. Toldos, pérgolas, capotas, etc., todo sirve para parar el intenso calor que incide sobre la fachada y calienta la casa como un invernadero. Ahora además, las últimas novedades en estos sistemas, vienen con tejidos que repelen el calor.

Si después de todos estos consejos no consigues dormir por la noche debido al calor, quizá te interese el siguiente artículo llamado: Consejos para dormir bien en verano a pesar del calor.

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