Seguramente, todos hemos tenido alguna vez un grifo que goteaba aunque estuviera cerrado, y durmiendo o cuando estamos en silencio dentro de casa, no dejamos de oír esa maldita gota de agua que termina por desquiciarnos. Y no solo eso, sino que se desperdicia mucho agua.
Para dejar de oir esa gota de agua constante hasta que venga el fontanero y pueda arreglar el goteo, atamos en la punta del grifo una trozo de hilo o cordel de lana, de la punta hasta el lavabo.
De esa forma, la gota, en lugar de caer directamente, pasará por el hilo hasta el lavabo sin hacer ruido.